La psicoterapia y la espiritualidad son dos caminos hacia una misma meta, ya que existimos a un nivel emocional y también a un nivel espiritual o contemplativo, éstos son partes de un todo, y no se pueden separar sino artificialmente. Los psicodélicos son una herramienta que puede ser muy beneficiosa en algunas personas y en momentos determinados del proceso de evolución, juntamente con un proceso de acompañamiento consciente y terapéutico como la Gestalt, apoyando a cada individuo a integrar la experiencia vivida, profundizar en las comprensiones experimentadas y apoyar para poderlo integrar y llevar lo comprendido a la vida y, cuando así lo sienta, transformarla, de dentro hacia fuera. Una vez has puesto luz, consciencia en algún aspecto, ya no es posible tirar hacia atrás, ya conoces esa verdad. Nos podemos autoengañar tanto como queramos, porque transformar la vida no siempre es fácil, pero realmente la luz, esa luz, ya está en nosotros. La toma de psicodélicos ya es un camino posible y cada vez más accesible también en occidente, no es necesario ir a la selva, y se expande, para apoyar la transformación humana hacia la integración del Ser. Siento que para occidente es la medicina del futuro, que viene del pasado, ya en el presente. Y no para sustituir la medicina alopática, sino por la capacidad que otorga de podernos autosanar, aunque todavía hay sectores que no aprueban estas experiencias. La maravilla de los psicodélicos es que no es necesario seguir a gurús, entrar a organizaciones secretas, etc. para contactar con el misterio, para que me cuenten una verdad. Puedo contactar con mi Ser, con mi propio maestro interior, o mejor dicho, con mi propia maestría interna. Puedo descubrir y sanar bloqueos, liberarme de emociones reprimidas, comprender y sanar síntomas físicos, contactar con mi potencialidad. Y así me da gusto vivir. Y no solo la ayahuasca, sino también el kambo, el sapo bufo alvarius, los hongos, etc. Maravillosas sustancias creadas por la naturaleza y que la sabiduría de los pueblos indígenas, que no perdieron su conexión con la naturaleza y los espíritus, supo utilizar, con consciencia, para su desarrollo, subestimado por nuestra cultura materialista y racional. Estas y otras etnomedicinas nos ofrecen la oportunidad de reconectarnos con nuestra esencia perdida, reintegrarnos, volver a la naturaleza, volver a disfrutar con alegría de la belleza de vivir, de compartir el camino en este hermoso planeta, en esta realidad. También en ser conscientes de tomar las “plantas sagradas” y a su vez replantarlas, para mantener el equilibrio y la naturaleza. La humanidad sufre, y reflejo de ello lo vemos en nuestro exterior, en cómo tratamos la tierra, que nos lo da todo. Cómo tratamos a los animales, a otros humanos. Solo hemos de observar qué sucede en el mundo para comprender que es un reflejo del dolor y vacío que sentimos dentro. Ha llegado el momento de expandir la sabiduría de todos los rincones del mundo, del cosmos, de conectar la ciudad con la naturaleza, es hora de la reconciliación entre pueblos, de escucharnos y aprender los unos de los otros. Después de más de tres años de proceso y experimentación con la ayahuasca y otros remedios naturales ancestrales, llegó un momento en que ya no sentí más la necesidad de tomar, necesitaba parar para integrar. El impulso de seguir experimentando se me fue, me sentí saciada, ya había comprendido, por el momento, lo que necesitaba comprender, era momento de entregarlo a la vida en la tierra, compartir. Y ahora, me siento arraigada a la tierra, andando mi camino, en un momento de incertidumbre y esto me invita a vivir más en el presente. Paso a paso, para empezar a encontrar los medios para poder desarrollar mi potencial, y descubrir de qué manera puedo dar lo que hay en mí para entregar, compartir, y que me llena al realizarlo. Ahora siento que finalmente empiezo a vivir con más sosiego y alegría, simplemente por respirar. Como dice Claudio Naranjo en el libro Ayahuasca, la enredadera del libro celestial: “No sé si mis esfuerzos bastarán para superar las poderosas defensas que se oponen al cambio de un sistema que invierte casi todas sus energías en la manutención del statu quo, pero no puedo dejar de esperar que, aun si fracasase la revolución educativa, en el mundo futuro pueda ser de gran utilidad el reconocimiento del potencial transformador de esta planta mágica tan apreciada por los chamanes de la cultura autóctonas sudamericanas, que seguramente saben más que nosotros sobre la transformación posible de la mente humana y, que nos consideran, pese a nuestra arrogancia tecnológica, sus hermanos menores”. El mañana ha llegado, ya es el momento de compartir la sabiduría de la naturaleza, con consciencia, amor, respeto y gratitud. All
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