En el principio de todo, lo primero que generó la luz al irradiar fue sombra. Es decir, luz y sombra nacen en el mismo instante. La luz es la responsable de generar la sombra. ¿Y qué es la sombra? La distorsión o deformación de la luz. Para que la luz tome el poder, ha de reconocer las sombras que ha proyectado. Así que para crear futuro hay que sanar pasado: nuestra propia vida, el árbol genealógico… En el principio de todo, lo primero que generó la luz al irradiar fue sombra. Es decir, luz y sombra nacen en el mismo instante. La luz es la responsable de generar la sombra. ¿Y qué es la sombra? La distorsión o deformación de la luz. Para que la luz tome el poder, ha de reconocer las sombras que ha proyectado. Así que para crear futuro hay que sanar pasado: nuestra propia vida, el árbol genealógico… Todas las terapias son eternas porque siempre estamos construyendo futuro y por lo tanto estamos dejando un pasado. No va ha haber un momento en que la humanidad diga “¡ah, ya estoy en la luz!” porque siempre va a haber pasado y este es la sombra del futuro. La cuestión es poder estar con la máxima armonía posible con todos los pasos que hemos dado hasta llegar a esa luz. Las personas que despiertan la consciencia no es porque un día se pusieron a meditar, sino que fue una crisis que nos zarandeó y esta nos llevó a meditar. Honrar esta crisis que nos llevó a despertar hace que la consciencia perdure más, tenga más cabida en nuestra vida. Por ello, reconocer nuestra sombra es fundamental. Es importante poder realizar una recapitulación del pasado y resignificarlo, honrarlo tal y como ha sido y así modifico mi estar en el presente. Es como perdonar, es una actitud muy sencilla de nuestra vida que cambia todo el futuro. El camino es perdonar, reconciliarse con lo doloroso de la experiencia pasada, para así aprender a amar lo que fue, lo que es y lo que soy o somos. Es realizar un proceso de aceptación, y a veces cuesta, hay que pasar por un duelo, ya que es permitir revivir la emoción (energía) que quedó cristalizada, ya que en ese momento no pudimos sostenerla (éramos solo niños, o dolía demasiado), para poderla liberar y permitir que la energía estancada vuelva a fluir en cada uno. Y así darnos cuenta del aprendizaje que podemos extraer de ello, el potencial, y agradecer por todo ello, ya que eso nos impulsa a evolucionar, ya que transformamos el dolor en paz, la oscuridad en luz. Es imposible construir futuro sin la base del pasado. Si construimos futuro negando el pasado, la sombra, no nos llevará a ningún lugar, repetiremos lo mismo. Por ello el proceso de sanación se trata de ir al pasado, tomar consciencia de lo que sucedió, para pasarlo a otro nivel de consciencia y comprensión (claro, en ese momento no lo entendí por qué era una niña, no tenía herramientas…). Y también con la historia de la familia y la humanidad. Y cuando se logra perdonar, se puede cambiar la perspectiva de mi pasado y dar poder a mi futuro. o existe el “yo ya sané”. La estructura del tiempo empieza con el futuro. Lo primero que surge en el universo es la potencialidad del futuro, todo es luz. En el momento en que decido caminar hacia la luz surge el presente, que es la acción, y una vez doy el primer paso surge el pasado. Llegamos a la luz gracias a los pasos del pasado, donde cada paso es inevitable y único, y fue lo que me ayudó a llegar donde estoy ahora. Si no reconozco cada paso del camino nunca voy a llegar al futuro, a la luz. Si no reconozco de dónde vengo, mis orígenes, nunca voy a llegar a un final, a un futuro. Por eso, no puedo crear algo novedoso si primero no sano el camino por el que vine. No llegamos a un punto en que podamos decir “yo ya sané”, no existe. Siempre estamos caminando y, por lo tanto, creando pasado. Lo que sí que podemos hacer es armonizar este pasado, el proceso, para que no me pese. Y mientras vamos sanando ¿qué podemos hacer? Como hemos dicho al inicio, la base es el autoconocimiento, para encontrar el perfecto equilibrio entre lo que pienso (espíritu), lo que siento (alma) y lo que hago (cuerpo). Cuando estos tres aspectos están en armonía, en coherencia, entonces me empodero. Si no hay concordancia no hay poder interior. Entonces he de actuar en función de lo que siento y siento en función de lo que pienso. Si no se tiene clara la propia misión o propósito, la invitación es empezar por lo más cercano y básico: el cuerpo. La toma de acción principal es ver qué como. Porque como dice la sabiduría popular “yo soy lo que como”. Todo lo que ingiero se convierte en mis células, sangre, organismos, hormonas. Y Las hormonas son las que gestionan lo que siento, lo emocional. Si quiero sentirme viva he de comer alimentos vivos. Por ello no puedo dejar que mi mente controle la acción (por ejemplo, porque siempre reclama dulces, o comida procesada). Tampoco es bueno dejar que una ideología controle nuestro ser (por ejemplo: yo soy vegano y nunca comeré ningún producto animal). Una cosa es la filosofía de vida (mente) y la otra lo que tu cuerpo pide en cada momento (para ello hay que escucharlo). Lo que como va a modificar mi acción y esto va a modificar como me siento. Un paso más profundo es ver cómo nutro mis sentidos. Por ejemplo, ¿cómo nutro mi oído? ¿Qué música escucho? ¿Qué noticias? ¿Cómo me hablo o me hablan? ¿Qué sensación o emoción me produce, es armonioso, relajante, amoroso? ¿O me tensa, me enfada, me da miedo? Otro aspecto clave es la respiración. Hay mil técnicas, y todas nos pueden ayudar según el momento. Lo necesario es empezar por lo básico y más simple, que es tomar consciencia de los tres movimientos fundamentales: Inspiración (el aire asciende al cerebro), retención (quietud) y exhalación (el aire desciende al corazón). Esta es la trinidad básica que me permite conectar con el polo positivo (Al inspirar conecto con el cielo, energía masculina), con la retención conecto con lo neutro (Creación, el yo) y con la exhalación conecto con la polaridad negativa (Tierra, energía femenina). Cada vez, día a día, se puede ir prolongando la durada de cada movimiento (primero empiezo con 3 segundos o lo que necesite y luego voy aumentando las transiciones, cada vez más largo y sostenido). Esto es de vital importancia para regular nuestras emociones, nutrir nuestra mente y cuerpo. Y nos invita a la presencia y consciencia de cada instante. También es fundamental el movimiento físico. El cuerpo es un reflejo de partes más sutiles como las emociones o pensamientos. Si tengo una vida sedentaria, la mente y las emociones se estancan más fácilmente. Deseo que esta reflexión sobre la sanación y estas propuestas de acción sencillas y profundas, inviten a tomar consciencia de la propia vida, conectar con el humano naturaleza que nos habita, y así impulsar una nueva humanidad consciente y resolutiva. Categorías Todo
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