Muchas personas me comparten su dificultad para vivir sus emociones. Es una característica básica humana que, hasta ahora, no nos han enseñado a comprenderlas y experimentarlas, para que, en lugar de una molestia o algo que nos sobrepasa y no sabemos cómo gestionar, sintamos las emociones como una potencialidad. En este artículo te hablo sobre las emociones y te comparto tres claves de terapia Gestalt para que las puedas vivir de forma saludable: Reconocerlas, Sostenerlas y Gestionarlas. También, al final de todo encontrarás algunas sugerencias prácticas para ayudarte en este proceso. Etimológicamente, el término emoción significa: el impulso que induce la acción. E-MOCIÓN, E de energía MOCIÓN de movimiento. Cada emoción que sentimos viene de nuestro interior, las creamos con nuestros pensamientos, conscientes e inconscientes, y cada una nos trae un mensaje para ser escuchado. No existe emoción positiva o negativa, esto es un juicio de la mente. Simplemente es una energía que creas consciente o inconscientemente tú, y unas tienen una vibración más baja o densa (odio, vergüenza, miedo) y otras más elevada o sutil (alegría, agradecimiento, paz), y que surge de tu interior para darte un mensaje e impulsarte en tu transformación. Aunque no te des cuenta, estás sintiendo en todo momento, cada día, en cada situación, pensamiento, lo que ves, lo que escuchas, lo que tocas, lo que hueles. Todo tiene un impacto emocional en ti. Ante cada situación que vives sientes una o varias emociones, a veces contradictorias. Este sentir te permite posicionarte ante lo que vivencias en tu día a día, y te muestra lo que necesitas en cada momento (si las escuchas). Por ejemplo:
Si no conectas con lo que sientes no te puedes dar cuenta de lo que necesitas y no puedes decidir de una forma consciente cómo gestionarte, en ese caso lo que haces es reaccionar sin decidir, actúas desde la inconsciencia de lo que necesitas, no puedes decidir, solo reaccionar. ¿Cómo puede ayudarte la terapia Gestalt a relacionarte mejor con tus emociones? La terapia Gestalt te enseña que el conectar con la emoción te permite conectarte con lo que necesitas, y eso te da la oportunidad de decidir cómo gestionar tu necesidad (organizar tus gastos, pedir un aumento, buscar otro empleo…). Hay tres aspectos clave a la hora de gestionar tus emociones:
Para reconocer una emoción es necesario sentir tu cuerpo. Observa en qué parte de tu cuerpo la sientes (en el estómago, en el pecho, en la garganta...) y qué sensación física te produce (cosquillas, quemazón, presión...). De este modo puedes irlas reconociendo. Para sostener una emoción te permites sentirla y acompañarla, una vez ya la has reconocido. Te abres a sentirla tal cual es, sin juzgarla o rechazarla. La clave está en aceptarla tal cual viene, sin pretender cambiarla. Observas objetivamente las sensaciones físicas que te produce, si se mueve de lugar o no, si se intensifica o se suaviza… Para ello es importante darte el tiempo necesario, sin querer correr o empujar, alimentarla o contenerla. Respiras y sientes, le das espacio a la emoción para que se manifieste libremente. Para gestionar una emoción, una vez la reconoces y la aceptas, puedes saber qué necesitas y tomar una decisión sobre qué hacer al respecto, y así completar el ciclo. De este modo actúas en coherencia contigo mismo y con tu entorno. Por ejemplo, habías solicitado un aumento de sueldo en tu trabajo porque siempre te piden hacer más horas, pero te lo han denegado. Puede ser que ante esta situación sientas rabia. Observas que sientes una bola de fuego en tu estómago, cómo se te acelera el corazón... Sin alimentar su intensidad (que si la vida es injusta, que nunca consigues lo que te propones, que siempre tienes mala suerte...) o conteniéndola para no sentir (no me importa, yo estoy bien). Te permites sentir la rabia, le das espacio y la respiras. Y al permitirte sostenerla, te das cuenta que no te sientes satisfecha ante esta situación respecto a tu trabajo, y así puedes decidir qué quieres hacer, cómo actuar, ya sea hablar con tu jefe y renegociar, negarte a hacer más horas extras, buscar otro trabajo, etc. Escuchando el mensaje que te trae la emoción comprendes lo que necesitas y actúas conscientemente. Al reconocer, sostener y gestionar tu emoción cierras una "gestalt", un ciclo de experiencia, dejando espacio para que se abra un proceso emocional nuevo. En esto estamos todo el tiempo, en el transitar de lo emocional. De nosotros depende permitirlo o interferirlo, con lo que eso nos pueda acarrear. Algunas sugerencias que te pueden ayudar a gestionar mejor tus emociones: 1. Escribe un diario donde anotes cómo te sientes emocionalmente. Puedes escribir qué te pasa, qué emoción (o emociones) sientes, dónde y cómo la sientes, de qué te das cuenta con esta y cómo decides gestionar la situación. 2. Busca la manera que sientas para expresarlas creativamente: bailando, cantando, pintando, escribiendo… Las emociones son energía, necesitan fluir, circular, y una buena manera de canalizarlas es creando y expresando lo que está dentro de ti. 3. Con le meditación o el mindfullness respiras conscientemente, observas tus pensamientos, emociones, sensaciones físicas, sin juzgar, sin apegarte, sin rechazar. La meditación te ayuda a mejorar la concentración, calmar la agitación interna, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar la autoconsciencia, etc. Este método te ayuda estar en el momento presente, con una mentalidad no enjuiciadora y con una actitud de compasión hacia ti mismo y hacia los demás. Sin duda, una herramienta muy importante para controlar las emociones. 4. El ejercicio físico te ayuda a desbloquear y drenar las emociones, y elevar la vibración de tu cuerpo. Es una buena forma de aliviar el estrés y liberar tensiones que pueden provocarte situaciones frustrantes y tensas. Además, el ejercicio físico ayuda a liberar neuroquímicos relacionados con estados de ánimo elevados, como son las endorfinas o la serotonina. Por eso, su práctica también tiene un efecto positivo en nuestra autoestima. 5. Pon atención a qué tipo de pensamientos tienes, cuales te hacen sentir bien y cuales mal y decide cuales quieres alimentar. Un pensamiento segrega una química en el cuerpo y crea una emoción y esta emoción en un estado de ánimo. Así que el origen de todo no es lo que nos acontece externamente sino qué pensamientos tienes acerca de lo que te pasa. 6. Practica el agradecimiento. Al inicio o final del día menciona todo aquello por lo que te puedes sentir agradecido: tener agua caliente, una cama cómoda, lo que has aprendido nuevo ese día, que tu familia está bien, que tienes trabajo, que estás poniendo tu energía en sentirte mejor… Piensa en aquello que quieres agradecer y, si puedes sentir esta emoción mejor. El agradecimiento es una de las emociones de vibración más elevada y promueve en tu cuerpo sensación de bienestar. Como todo, se trata de irlo practicando e incorporando en tu vida. 7. Comer sano te ayuda a mantener un equilibrio interno. Por ejemplo, con un consumo excesivo de azúcar, puedes experimentar montañas rusas emocionales. Comer equilibradamente, sobretodo vegetales, te apoya a sentirte más estable y calmado. 8. Realiza alguna formación vivencial o contacta con algún profesional de la terapia para que te facilite y te acompañe en este proceso, hasta que ya lo tengas bien integrado y puedas sentirte cómodo y seguro en ti mismo. Este aprendizaje te facilita y acompaña toda la vida. Espero que esta información te resulte de utilidad. Si tienes cualquier pregunta estoy a tu disposición. Categorías All
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